La ima- tecnicos es en absoluto antidemocra- refiere Entre la base y el vertice hay or- individuo con las normas que recibe estara Iibre de ambigiiedades 0 ideas ganizaciones intermedias que pueden de parte del colectivo, el concepto de difusas, evitando el uso indiscriminado desviar y desvirtuar la suma de las vo- libertad positiva Recordemos que los contractua- por el movimiento indigena zapatista.
Una sociedad Iistas coinciden, de diferente forma e Et poder tegitimo no es un poder que aspire a construir un gobierno de- intensidad, que conservar la total Ii- extrafio ni ajeno a ta votuntad cotectiva mocratico sobre la base de la desiqual- bertad 0 una parte especifica pondria en tanto existan estas dos libertades, la dad es un gobierno injusto, porque en apuros la cohabitacion social del libertad negativa 0, mas acertadamen- ciertos individuos no valdran nada 0 individuo.
La total Iibertad ilimitada te. El analisis que vas, acarreando un problema de le- unos. La igual distribucion de la liber- Bovero realiza nos lleva a determinar gitimidad.
Pero, tque se debe entender tad, conferida en los derechos funda- que el desequilibrio de estas dos liber- por igualdad? La libertad de los an- Esto ultimo hace que nuestro autor na de la post-revolucion liberal del si- tiguos y la libertad de los modernos vuelva a preguntarse tUUe liberalismo?
Conla con- son dos conceptos iquales, as! La primera, la liber- como, al reves, se puede pretender detentan el poder y, sobre todo. La igualdad que se concibe es autonomia, 0 poder sobre si mismo de democracia -tengo que hacer notar la "iqualad entre todos los individuos cada uno, a la que corresponde la li- que liberalismo es otro concepto que.
Lo que caracteriza a esta epoca son no es exclusivamente descriptiva ni minima de democracia. Elobjetivo del y posterior practica, un buen libro los derechos del individuo, los deberes libro tampoco es ofrecer una defini- para ello es Liberalismo viejo y nue- estan despues que los derechos -en cion exhaustiva de la democracia.
No vo, de Jose Guilherme Merquior-. Existen dos caminos, el tales y de sus intereses vitales". ElEstado criben cada parte del elefante e in- liberalismo economico y el liberalis- liberal, socialy democratico que sugiere fieren de 10 que es en singular cada mo politico. Bovero se pronuncia a Bovero, tiene como fundamento filoso- parte sin obtener una imagen pura y favor de este ultimo que va en contra fico, historico y juridico los derechos concisa del elefante, de nuestra de- el mercado y contra las mayorias, pero fundamentales de cada individuo.
WMERO 7. Cerrar sugerencias Buscar Buscar. Saltar el carrusel. Carrusel anterior. Bobbio, Teora genrale della p oliticaj cit. Despus de haber indicado en ei individuo, como persona moral y racional, el fundamento tico de la democracia, Bobbio concluye as: Pero existe este hombre racional?
El hombre raciona! Precisamente por esto tambin la democracia es un idea-lmite. Pero sta es una de las paradojas de la libertad democrtica, sobre la cual deberemos regresar ms adelante especficamente en el captulo 4. De esta manera, hemos llegado al segundo de los sustantivos de la democracia ms usados. Pero a este punto parece necesaria una digresin para afrontar la duda clsica de si la libertad poltica como autonoma no pertenezca exclusivamente a los antiguos: es decir, si la misma sea inherente a la democracia antigua en tanto era una democracia directa , y por ello resulte excluida a priori de la democracia moderna en cuanto es una democracia representativa.
Hasta ahora en nuestro breve recorrido se haba asomado la duda igual pero contraria, tambin sta ampliamente difundida, de que la demo cracia de los antiguos no fuera plenamente una democracia, a causa de la limitada extensin de los derechos polticos, atribuidos nica mente a los sujetos libres de sexo masculino. Sostendr en seguida que es posible delinear un concepto elemental y unitario de la demo cracia, y que dicho concepto es definible de manera oportuna me diante los sustantivos de la democracia, es decir, a travs de una cierta interpretacin de las nociones de igualdad y de libertad, y que la democracia moderna, como la antigua, en la especificidad de sus respectivas instituciones, son democracias solamente en la medida en que puedan reconocerse como correspondientes a este concepto ele mental y fundamental.
Todo se reduce a la cuestin de si la diferencia entre la democra cia directa de los antiguos y la democracia representativa de los mo dernos sea una diferencia esencial, es decir, una diferencia en los fundamentos. Es necesario, por lo tanto, regresar ante todo a la pri mera de las caractersticas esenciales del concepto elemental de de mocracia en los trminos en los que ha sido aqu definida la igual dad entre todos los individuos a los cuales son dirigidas las decisiones colectivas en el derecho-poder de participar en tales decisiones y valorar si es conveniente para las dos pretendidas formas de demo cracia.
Mirando a la primera dimensin de dicha igualdad, es decir, a los sujetos entre los cuales la misma debe valer, se puede sostener que la democracia antigua no es propiamente tal porque excluye del mbito de los iguales a un gran nmero de individuos, principal mente a los esclavos y a las mujeres.
Se trata de una doble exclusin infinitamente grave desde el punto de vista de los modernos hacien-. Pero quisiera refren dar que esa exclusin tiene que ver propiamente con las concepcio nes antropolgicas de los antiguos, ms que con sus concepciones polticas , y ciertamente no con la determinacin del concepto de de mocracia en su diferencia especfica entre las formas de gobierno.
Esto puede ser considerado el pri mar Jundamento de. Si desde la primera dimensin de la igualdad democrtica, qui nes son los iguales, pasamos a considerar la segunda dimensin,, en, qu cosa son iguales y sabemos que los miembros de la colectivi dad deben serlo erTel derecho-poder de participar en la decisiones colectivas , es la democracia de los modernos la que parece no mere cer plenamente el nombre, en la medida en que ios ciudadanos mo dernos participan en las decisiones polticas nicamente eligiendo a.
En pocas palabras, la moder na no sera propiamente democracia porque es representativa y elec tiva. Si fuese literalmente cierto que los modernos reducimos la esen cia de la democracia al procedimiento de eleccin de los gobernan tes, deberemos admitir que se ha cometido un error conceptual: en esencia , la que llamamos democracia no es democracia.
Ahora bien, no hay duda alguna de que el eje del sistema. Y esa repeti cin, en principio nos estamos moviendo siempre en el plano del concepto, no de la realidad efectiva , vuelve democrtica a la aristocra cia o a la oligarqua electiva Es cierto que la simple eleccin de los gobernantes, es decir, la designacin a los cargos decisivos, es una modalidad del juicio sobre hombres o sobre partidos , sobre quin es el mejor ristos o el ms apto para decidir, v en este sentido, en relacin con la sustancia de los problemas colectivos, es una no-deci sin; pero la eleccin sistemticamente repetida es una modalidad del juicio sobre Fas decisiones, precisamente,soSre loTresultados de las decisiones va tomadas sobre los programas para las decisiones por tomar: por lo tanto es, a su manera, una decisin en relacin con la sustancia de los problemas colectivos.
Michael Walzer ha sostenido: Poltica, b. En sustancia no lejana de la que propongo, aunque est expresada en trmi nos totalmente distintos y en una perspectiva por decirlo as ex parte pr'mcipk, me parece ser la indicacin terica de Giovanni Sartori, quien invita a completar la conocida definicin de Schumpeter de la democracia como competicin por el voto popular f.
El hom bre y el gobierno: una teora emprica de la poltica, Tecnos, Madrid, 1 9 68 , segn la cual los elegidos regulan su propio comportamiento basndo se en las reacciones previsibles de sus electores. Sartori, The Theory o f D em o cracy Revisited, cit. Cosa , Rizzoli, Milano, 1 9 9 3 , pp. Pero en relacin co n lo indeterminado de la nocin politolgica de Xesponsiveness. Elem enti per una teora generale, Giappichelli, Torino, 19 97 , p. Un rasgo caracterstico de un gobierno democrtico es que las expe riencias de los lderes no sean ajenas a los ciudadanos comunes.
Con un pequeo esfuerzo de imaginacin solamente, el ciudadano puede ponerse en ei lugar de su representante electo. Desde el momento en que lo puede hacer, es ms, desde el momento en que generalmente lo hace, pasa a formar parte de lo que me gusta definir como [ Este proce so decisional vicario precede y sigue al efectivo proceso decisional Pero lo que ms importa es que este proceso decisional vicario culmina en el momento de la eleccin de una decisin efectiva, me jor dicho, en Ja decisin que da la pauta para el proceso decisional futuro.
En este sentido, se puede decir que en la democracia repre sentativa todos los individuos miembros de la colectividad pueden participar, en cuanto ciudadanos, en el proceso decisional, teniendo en el derecho de voto el poder para orientar su curso.
Del crculo a la pirmide Es importante sealar que, precisamente, la diferencia en el proceso decisional altera de manera significativa la fisonoma del sistema: la figura del crculo sugerida por Vernant siguiendo a Herdoto para la isonoma antigua no es ya una representacin adecuada para la demo cracia de los modernos. En efecto, el..
Con ello, todo el sistema pasa a asemejarse ms bien a una pirmide, es decir, precisa mente a aquella figura que, segn Vernant, representaba adecuada mente, en contraposicin a la isonoma griega, a la autocracia orien tal. N obstante, si la pirmide para continuar con el juego de las figuras geomtricas representa un proceso de decisin poltica en.
La autocracia, como nos ha enseado Kelsen, se identifica con el proceso descendente: el inicio est en el vrtice, est en el poder del autcrata que se impone, y que a travs de un sistema de encargos desde lo alto procede hasta la base, es decir, hasta el nivel de ios sbditos que estn privados de cualquier poder y derecho; la democracia representativa moderna se identifica.. En este sentido, el individuo concebido como sujeto de volun tad racional, y por ello dotado de dignidad poltica, perdura como el principio tambin de la democracia representativa de los modernos: si el proceso que desde el principio conduce al resultado poltico final no se altera, tambin el individuo moderno contribuye como ciudadano activo a la formacin de la voluntad general y, en la medi da de su contribucin, puede considerarse como el heredero legtimo de la libertad de los antiguos.
Pero la representacin piramidal del proceso decisional ascen dente pone en evidencia otras caractersticas de la democracia mo derna, bastante relevantes desde la perspectiva de la transicin de la gramtica a la prctica de ambos sustantivos de la democracia. En primer lugar, los mltiples planos intermedios que se insertan entre la base v el vrtice son ocupados por organizaciones partidos, grupos de presin, etc.
Para decirlo de alguna manera: todos los ciudadanos son iguales, pero algunos son ms iguales que otros. En segundo lugar, y consecuentemente: al ascender por los diversos niveles, la orienta cin de base dada por la suma de las decisiones iniciales de los ciuda. Es evidente que en este caso los individuos no podrn reconocer la voluntad formulada por las decisiones del vrtice como algo derivado de las de la suma de las voluntades propias.
Y la herencia de la libertad de los antiguos acabar siendo perdida. Estimo que la consideracin de varios aspec tos estructurales del proceso decisional moderno y de las posibilida.
Se trata de ver cules son las condiciones gracias a las cuales el proceso decisional puede man tener la orientacin inicial dada por la base, de manera que se reduz ca al mnimo la discordancia entre las voluntades prevalecientes de los individuos y los resultados polticos, y qu tipo de instituciones, comportamientos y prcticas puedan por el contrario alterar dicho proceso, volvindolo cada vez menos democrticov o incluso no de mocrtico. Pero esto puede ser el objeto de anlisis de algunos de los prximos captulos.
Democracia sin adjetivos f En el ensayo Si dejamos de ser una nacin , Gian Enrico Rusconi afirma: La ms importante de las virtudes cvicas de la resistencia contra el fascismo ha sido la capacidad de aprender y de practicar de hecho la democracia sin adjetivos por parte de hombres y partidos que tenan concepciones distintas y antagnicas de democracia democracia con tantos'adjetivos contrapuestos: formal, sustancial, liberal, burguesa, social, progresiva, socialista, proletaria e incluso, polmicamente, fascista 1.
No pretendo ciertamente retomar en este espacio el debate, ini ciado en su momento por Rusconi, sobre la revisin del significado histrico de la Resistencia antifascista.
Me interesa comentar, como aspecto inicial, la que parece ser la tesis implcita de Rusconi en el pasaje citado, segn la cual la nica democracia autntica sera la democracia sin adjetivos, mientras que las concepciones, por as llamarlas, adjetivadas pareceran limitadoras, distorsionadoras o potencialmente peligrosas. En su contexto es una tesis que puede ser defendida incluso con buenos argumentos; de alguna manera, que debe ser an especificada del todo, yo mismo sostendr una tesis parcialmente similar.
Pero mientras tanto quiero afirmar, en general,. Todos sabemos cun vaga y retrica es la concepcin de democracia recurrente en el lenguaje comn. EaraJr ms all de esta vaguedad retrica, los adjetivos son, por el contrario, indispensables. Pero cul democracia? En el siglo de hierro y fuego apenas con cluido, dictaduras de todo tipo han intentado disfrazarse de democra cias, o por lo menos justificarse como necesarias para preparar el advenimiento de una verdadera democracia.
Pero cul es la verda dera democracia? Por muchas dcadas, y casi hasta la cada del socia lismo real, a los regmenes polticos occidentales les fue discutido incluso el derecho de llamarse democracias por parte de los regme nes orientales, que se definan a s mismos democracias populares. Limitarse a afirmar que se trataba de una mentira colosal no basta: cul es la verdad de la democracia? El triunfalismo democrtico que sigui a la revolucin pacfica de difundi y volvi prevaleciente una nocin de democracia que se puede considerar como la heredera de las batallas ideolgicas de la guerra fra: definida implcitamente por su contraposicin al comu nismo, aquella nocin indicaba no slo un modelo de sistema polti co, una forma de gobierno, sino el modelo de un entero sistema social o, incluso, como algunos filsofos dicen, una forma de vida.
De esa manera, la idea comn de democracia se volvi todava ms imprecisa y equvoca de lo que hubo sido en el pasado. Para remediar esa confu sin, podra ser interesante la idea de realizar una revisin de los adje tivos que a lo largo de la historia del pensamiento poltico han sido usados en distintas circunstancias y desde diferentes puntos de vista.
Sera ciertamente una investiga cin de largo plazo. En el breve espacio de un captulo, quisiera inten tar, como primer experimento de reordenacin mental, delinear un mapa de los principales adjetivos que han sido atribuidos al sustantivo democracia en los tiempos modernos, v que todava influyen de algu na.
Las variantes institucionales de la democracia Desde cuando se desat en Italia el debate sobre las reformas institu cionales y constitucionales, hemos encontrado infinidad de veces en los diarios algunos de los adjetivos ms comunes con ios cuales los juristas y los politlogos se refieren a las principales variantes o subespeces de la democracia contempornea: presidencial y parlamentariat mayoritaria y consensual o, con un significado an ms peyora tivo, consociativaY.
La forma presidencial y la forma parlamentaria de democracia se distinguen basndose en un criterio que mira al ppder de gobierno en sentido tcnico, es decir, el poder as llamado ejecutivo, y a su relacin con el poder legislativo: en la forma parla mentaria la democraticidad del ejecutivo depende del hecho de ser una emanacin del legislativo, el cual a su vez funda su democraticdad en el voto popular; en la forma presidencial e ejecutivo es ele gido directa y peridicamente por el pueblo.
En el primer caso ei gobierno responde de su actuacin ante el parlamento, en el segundo caso responde directamente ante los electores. Los defensores del rgimen presidencial sostienen que es ms democrtica la designa cin del jefe del gobierno a travs de la eleccin directa, porque refleja inmediatamente, y por lo tanto de manera ms fiel, una vo luntad declarada y expresada por los ciudadanos electores.
A este argumento simplficador se le podran oponer muchas objeciones. Se puede, ante todo, observar que el poder de gobierno, en la forma presidencial, tiende a rebajar el poder del parlamento al mero papel 3. Retomo los criterios de distincin y el esquema, simplificador pero no distorsionador, que se deriva, calcando en gran parte tambin las frmulas definitorias, de N.
Bobbio, en la voz Democracia, en Lessico della poltica, G. Bobbio, Elem enti di poltica. Antologa, P. Poiito ed. F crnndez Santilin ed. Antologa, FCE, M xi co, 1 9 9 6 , pp. Y ello favorece la tendencia autocrtica pues ta de relieve por Kelsen4 de los regmenes presidenciales, a pesar de, y en contradiccin pero slo aparente con, la legitimacin del jefe de gobierno en la eleccin directa.
Adems, es fcil ver que, para todo el periodo en el cual el presidente dura en su encargo, las aspi raciones y las orientaciones de quienes haban votado por un candi dato diferente se ven penalizadas, no teniendo ninguna posibilidad de ejercer un peso institucional eficaz para influir sobre el contenido de las directrices polticas en su conjunto y de las decisiones gubernati vas en particular.
Por lo tanto, la eleccin directa del jefe de estado o del ejecutivo me parece difcilmente justificable a travs del argumen to de que la misma le restituira al ciudadano elector el poder fundamental, que le fue sustrado, dicen algunos, por los partidos polticos, de designar al gobierno: en primer lugar, porque es critica ble que ste sea el poder fundamental del ciudadano en una democra cia5; en segundo lugar, simplemente porque la eleccin directa atri buye en realidad este poder soberano slo a algunos electores, a aquellos que habrn votado por el ganador, substrayndoselo comple tamente a los dems.
La distincin entre democracia presidencial y parlamentaria no debera ser, de cualquier manera, confundida con la que media entre democracia mayoritaria y democracia consensual: esta ltima distincin se basa, al menos principalmente o en primera instancia, en un criterio que mira a la diversa formacin de los grupos de representan tes en el parlamento, como consecuencia de la adopcin de dos siste mas electorales, que son considerando por motivos de simplicidad slo a sus modelos puros el mayoritario fundado en colegiosimino" minales y el proporcional6.
Pero en Italia, como he anticipado, parece. De acuerdo con la concepcin que intento construir, paso a paso, en este libro, el poder fundamental de los ciudadanos en la democracia moderna es el de elegir a sus propios representantes en efparamento: cf. Es cierto que la nocin de democracia mayoritaria es generalmente usada en un significado ms extenso y complejo.
Por ejemplo, en ei conocido ensayo de Arend Lijphart Democracaes. Pattems o f Majoritarian and Consensus G overnm ent in Twen-. Esto porque, se sostiene, el mecanismo proporcional favo rece la fragmentacin de la representacin poltica, que a su vez induce a contrataciones y a reparticiones del poder, a la disolucin de los pro gramas y la generacin de acuerdos genricos, por no decir fraudulen tos: fenmenos todos stos que son englobados bajo la etiqueta de consociativismo o de partidocracia.
Tambin en este caso son muchas las observaciones que habra que hacer. Ante todo, el sistema mayoritario, de por s, como ha sido demostrado ampliamente por los recientes acontecimientos en Italia, no es una garanta frente a la frag mentacin poltica ni tampoco frente a los acuerdos de mero poder al contrario, bajo ciertas circunstancias, multiplica a una y a otra circuns tancia.
Por otro lado, el sentido comn debera ensear que no cual quier acuerdo poltico es de por s genrico o fraudulento. Pero un a difundida falta de cultura democrtica sigue usando el adjetivo con sociativo o partidocrtico como una arma para expresar el 3 esprecio pblico frente a toda bsqueda de acuerdos y de compromisos razonables.
Con el resultado no secundario de prejuzgar por lo me nos hasta ahora una reconsideracin razonada del problema de la ley electoral. Pero ste no es el lugar para analizar estas cuestiones con la seriedad que merecen. Me importaba iniciar delineando de manera sumaria el perfil de los adjetivos de la democracia a los que se ha recu rrido de la manera ms amplia en los tiempos ms recientes. Si de aqu en adelante, es decir, a partir de los adjetivos que ms se han usado y abusado en e debate recurrente sobre las reformas instituty-One Countries Yale Unversity Press, London, 1 9 8 4 ; trad.
Tambin e! Pero el esquema simplificado que plantea Bobbio, y que aqu adopto, tiene la ventaja p ara m, al menos inicial, de focalizar la atencin sobre dos grandes factores de variacin de las instituciones democrticas, la relacin entre gobierno y parlamento y, precisamen te.
Las dos parejas hasta ahora consideradas, presidencial y parlamentaria, mayoritaria y consensual o consociativa , estn vinculadas con el problema de las instituciones v de las reglas de la democracia representativa , Pero la democracia representativa como tal, cualquiera que sea su variante institucional, encuentra su oposicin natural en la democracia directa.
Oposicin, se entiende, en el mbito del mismo gnero: democracia directa y re presentativa son ambas formas especficas, y especficamente contra puestas la una con la otra, de democracia. Tiene sentido preguntarse cul de las dos sea la verdadera democracia? Sobre la base de la serie de anlisis realizados en el captulo precedente, deberamos decir que no: no es cierto que nicamente la democracia directa tenga las eredenciales para ser llamada democracia, mientras que la democracia representativa sera una falsificacin de aqulla o un simple subrogado.
El criterio para distinguir una democracia de una no-democracia no coincide con el que sirve para distinguir la forma directa de la representativa. Nuestro anlisis sugiere que un rgimen poltico puede ser definido como una democracia cualquiera que sea su forma especfi ca cuando todos los sujetos a los cuales son dirigidas las decisiones colectivas leyes y actuaciones pblicas tienen el derecho-poder de participar, cada uno con un peso igual al de los otros, en el proceso que conduce a la determinacin y a la adopcin de esas decisiones.
Tanto la democracia directa como la democracia representativa son dmocracias en la medida en que el derecho de participacin poltica sea distri buido de manera igual entre todos los miembros de la colectividad, sin exclusiones de nacimiento, de gnero, de clase o de censo.
La institucin fundamental que es comn a todos los regmenes de mocrticos contemporneos es la eleccin de representantes a travs del sufragio universal. Naturalmente, tiene sentido preguntarse, por el contrario, si la democracia directa no sea tal vez ms democrtica que la democra. Y se debe admitir que, en principio, es as, no por otra cosa sino porque como hemos visto someramente al final de captulo precedente en el curso de un proceso decisional indirecto las orientaciones polticas de los ciudadanos pueden ser mal repre sentadas.
Pero de ello no se deriva que una democracia directa, o un proceso decisional poco indirecto, deban ser escogidos como la mejor forma de democracia en toda circunstancia y ocasin en la que sea prcticamente posible.
Una institucin de la democracia directa como el referndum puede ciertamente ser invocada como un correctivo democrtico frente a eventuales distorsiones de la democracia repre sentativa, pero solamente cuando se aplique a un problema de deci sin que por su naturaleza sea reducible a una pregunta especfica y circunscrita, adems de sensata, que pueda formularse en los trmi nos de una alternativa neta entre un s y un no, y solamente despus de un debate pblico suficientemente amplio que permita a los ciuda danos la posibilidad de formarse una opinin ponderada.
Como es obvio, estas condiciones no se presentan frecuentemente; al contra rio, la mayor parte de los problemas de decisin poltica, en las socie dades contemporneas, no pueden reducirse de ninguna manera a una alternativa neta.
En muchos casos la llamada directa a la volun tad del pueblo esconde peligros antidemocrticos: el verdadero po der no es el del pueblo que escoge, sino el de quien plantea la alternativa entre la cual se escoge7. No debera olvidarse nunca que muchos regmenes autoritarios se fundan en el plebiscito. La expresin democracia plebiscitaria es, en realidad, una conjuncin de ideas contradictorias, el adjetivo contradice al sustantivo8.
Y la lluvia de micro-plebiscitos una verdadera tempestad electrnica que es la llamada democracia de las encuestas es una caricatura de la democracia, y en la medida en la que sea contrapuesta a los procedi mientos institucionales de la decisin democrtica, o peor, est enca minada a sustituirlos, se transforma en un engao colosal: una mani pulacin continua, un intento sistemtico y constante para estupdizar a los ciudadanos mientras se finge el reconocerles autonoma de juicio , presentando los problemas en trminos burdamente simpli ficados y distorsionados y plantendoles criterios de valoracin tru cados.
La frecuente y ridicula incoherencia que se encuentra entre los resultados de un mismo grupo de encuestas efectuados en una. Di Govine, Democrazia directa: da chi? Sobre el tema, cf. Portinaro, Populismo e giustizialismo. Democracia fonnal y sustancial Regresemos a nuestra lnea de exploracin. Hemos visto que la dis tincin entre democracia directa y representativa tiene que ver con la diversa estructura del proceso decisional poltico; o, mejor dicho, se refiere a las diversas reglas procedimentales para lograr decisiones colectivas.
En general, las reglas procedimentales son las que estable cen cundo una decisin debe ser considerada colectiva, o sea, vlida para el grupo poltico en su conjunto: si la misma es para hacer una simplificacin radical la decisin de la mayora de los ciudadanos reunidos en asamblea, o la de la mayora de los representantes elegi dos por los ciudadanos en un parlamento.
Pero en un caso o en el otro, un determinado conjunto de reglas para decidir es indispensa ble. Directa o representativa, la democracia consiste esencialmente en un conjunto de normas de procedimiento las reglas del juego que permiten ante todo la participacin precisamente directa o indi recta de los ciudadanos en el proceso decisional poltico.
Ello signi fica que la democracia es esencialmente form al. Willey, The Eighteenth Century Background. Mulino, Bologna, , pp. Hace unos veinte aos comenz a formar parte del uso comn, con base en una observacin desilusionada de los hechos y generalmente acompaada de una intencin polmica, la expresin democracia real, calcada de aquella ya consolidada de socialismo real. Si muchos fenmenos que se arraigan en la democracia real parecen aberrantes, al menos para algunos de nosotros, ello ocurre precisamente porque tendemos implcitamente a confrontar la realidad observable en los regmenes llamados a s mismos democrticos con una imagenideal de la democracia.
Desafortunadamente se trata de una imagen particularmente confusa; como confusos e inseguros parecen ser muchas veces los juicios crticos o condenatorios de las aberraciones de la democracia real, al grado de que esos juicios pareceran ser el resultado de un indistinto malestar, de una especie de sinsabor tico y por ello considerables como manifestaciones de un ingenuo moralismo ms que de una lcida construccin racional.
Lo que propongo es precisamente avanzar algunos pasos en el sentido de explicitar la comparacin entre democracia ideal y democracia real que subyace a muchos de nuestros juicios polticos cotidianos. Movindonos en esta direccin me parece que es necesario, antes que nada, reconstruir el primer trmino de la comparacin, es decir, el modelo ideal de democracia. Aqu concibo ideal no tanto en el sentido de meta deseable, sino ms bien en el sentido de concepto puro, de tipo ideal. Y sugiero no buscarlo en el mundo superior de las ideas, sino mantenernos para ello muy cerca del lenguaje comn.
Es aqu donde anida el problema que quisiera afrontar. Cuando comenzamos a hablar de democracia, si queremos entendernos, deberemos ante todo disponernos a buscar un acuerdo sobre algunas re- glas esenciales para el uso de las palabras que utilizamos, al menos de aquellas que aparecen ms frecuentemente en las discusiones relativas a nuestro tema.
Si no se siguen reglas compartidas, cualquier discurso se vuelve confuso, contradictorio y equvoco, y en ocasiones se desliza insensiblemente fuera del tema sin que los interlocutores se percaten de ello. Precisamente esto es lo que ocurre continuamente en todos los niveles de la comunicacin poltica: en las conversaciones privadas y en las discusiones pblicas, en los diarios y, por desgracia, tambin en muchos libros a pesar de los intentos repetidos por contener la confusin, emprendidos por algunos estudiosos de mucha vala2.
Son los estudiosos de la democracia a quienes tomo como puntos de referencia y fuentes de las reflexiones contenidas en este libro que, por otro lado, no tiene. Las reflexiones que reno en este libro parten precisamente de esa exigencia mnima, y conjuntamente conforman una gramtica de la democracia: tanto en el significado ms cercano al sentido especfico y literal del trmino, que se refiere a las reglas codificadas o codificables del hablar correctamente, como en un significado ms amplio y metafrico, segn el cual por gramtica se entiende el conjunto de los elementos fundamentales y de las nociones introductivas de cualquier materia.
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